El Mazda CX-9 fue lanzado en Estados Unidos hace ya nueve años. Ese tiempo le ha servido a los japoneses para entender a sus clientes: son padres de familia, pero también son seres humanos que necesitan su espacio. Diseñadores, mercadólogos e ingenieros trabajaron para hacer del renovado CX-9 una propuesta con valores de diseño, refinamiento e incluso de conducción.
El Mazda CX-9 podría estar aparcado junto a cualquier modelo de Audi, BMW, Infiniti o Mercedes y no sufrir por falta de autoestima. Es un SUV que por dentro o por fuera, parece tener el dedo puesto sobre el segmento premium, en el que todo capricho se vuelve una necesidad
Cuando se trata de fabricar vehículos de estas dimensiones, las formas deben obedecer a la función. En el Mazda CX-9, la función se adapta a la palabra de los diseñadores. Sí debe ser espacioso, sí debe ser práctico, pero debe parecer un Mazda. Las dimensiones del capó y de la calandra, y la integración de la barra cromada sobre la tapa del maletero aportan una apariencia futurista y deportiva.
Los mismos principios estéticos se aplican para el habitáculo, que poco le envidia a cualquier SUV premium. La selección de los materiales ha sido particularmente buena; no sólo mezcla colores y texturas agradables, también reúne elementos sofisticados, como piel Nappa, madera Rosewood —cuyo proveedor es una marca premium de guitarras— y aluminio satinado y pulido.
El equipamiento, como puedes esperar, es verdaderamente completo. Incluye sonido Bose, pantalla TFT de 4.6 pulgadas en el cuadro de instrumentos, sistema de entretenimiento Mazda Connect, clima de triple zona, múltiples ajustes eléctricos —incluye fácil acceso a la tercera fila de asientos— y todo un arsenal de radares, sensores y cámaras para proveer de información a sistemas como alerta de colisión con frenado automático, control de crucero adaptativo, monitoreo de ángulo muerto y asistente para mantenerse en el carril.
Además de su carga tecnológica y de su interesante selección de materiales, uno de los puntos más interesantes del Mazda CX-9 es la introducción de un nuevo motor turbo, el primero de la familia SKYACTIV con estas características. Se trata de un 2.5 litros de 250 CV y 420 Nm de par asociado a un cambio automático de seis velocidades.
Su motor SKYACTIV-G 2.5T es el primero que varía la presión del turbo de acuerdo con la velocidad de giro del motor.
Dependiendo del acabado, el Mazda CX-9 se ofrece con tracción delantera o integral iACTIV AWD que, a través de 27 sensores, analiza las condiciones del camino hasta 200 veces por segundo y determina la cantidad de par que necesita cada una de las ruedas, favoreciendo el comportamiento en conducción sobre nieve o simplemente piso mojado.
La generación actual del Mazda CX-9 llegó a España en unidades muy limitadas. La nueva no tiene intenciones de llegar a ningún mercado europeo, esto de acuerdo con las declaraciones de un portavoz de la marca, quien asegura que únicamente estará disponible en Canadá, Estados Unidos, México, Nueva Zelanda, Australia y Arabia Saudita.
Sin embargo, no descartamos la posibilidad de que en algún momento el fabricante decida traerse algunas unidades a Europa, justo como lo hizo con la generación actual, aunque claro, por sus dimensiones de más de cinco metros, no se espera que sea un superventas.
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