Siempre he pensado, sobre todo yo o Carlos que hasta la fecha somos los encargados de hacer las pruebas
para MotorAdictos, que el mero hecho de probar un vehículo puede tener
consecuencias bastante desastrosas si no nos andamos con cuidado. Al
menos y hasta la fecha (he de tocar madera) personalmente no he tenido ningún percance o suceso por lo que puedo estar tranquitlo.
Precisamente algo que no puede decir Mark Hales,
veterano en el mundo del periodismo relacionado con el mundo del motor
que hace unos cuantos meses, precisamente por su condición y por ser
redactor de la revista Octane o AutoItalia tuvo la ocasión de probar un
precioso Porsche 917, un Porsche único en su especie cuya prueba no acabó todo lo bien que hubiesen deseado en un principio.
Todo este tema comenzó cuando Mark y su equipo decidieron proponer a David Piper,
ex-piloto de Fórmula 1, que les dejase su preciado objeto de
coleccionista parar realizar una prueba, algo único nada menos que en el
circuito de Candem Park (Linconshire) donde darían unas vueltas,
grabarían alguna que otra toma y ofrecerían a su público un reportaje
bastante exclusivo. Lamentablemente nada salió bien.
Según se comenta, durante la prueba y debido a una conducción
inadecuada el motor del Porsche comenzó a arder provocando en Mark Hales
un enorme susto a parte de pequeñas quemaduras en la cara. No me quiero
imaginar la cara del propietario del Porsche cuando ve como su preciado
superdeportivo de coleccionista arde en mitad de la pista. Recodarte
que a día de hoy un Porshce 917 en perfecto estado puede estar valorado,
como en el caso del vehículo que hablamos, en 1.5 millones de euros
Para más inri, e ahí el cabrio de Piper, el periodista, antes de
subirse al coche, fue instruido en diversas técnicas e pilotaje a la vez
que recibió consejos como no subir por encima de las 7.000 rpm el vehículo,
algo que de forma totalmente irresponsable hizo el en ese momento
piloto lo que finalmente provocó el colapso definitivo del motor.
Como resultado final, nada menos que un Porsche que ha tenido que ser
trasladado a la matriz de Porsche (Alemania) para su reparación y un
periodista que por su “experimentado” nivel de conducción se enfrenta a
una factura de 36.000 euros que una vez llegue a su casa ha de ser pagada de su propio sueldo o ahorros.
Vía: eurocarblog
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