Desde su nacimiento en 2002, el Murano es un coche con una marcada personalidad y unas formas que no dejan indiferente. En su última renovación por fin adopta una mecánica diésel, lo que amplía considerablemente el público objetivo de un modelo que siempre fue de nicho.
Este crossover de grandes dimensiones ofrece un interior muy amplio, lujoso y equipado “hasta los dientes”. Este es probablemente el punto más fuerte del Murano, que ofrece mucho más que sus rivales por un precio muy competitivo.
El motor dCi de cuatro cilindros no es tan sedoso ni potente como los V6 de sus rivales, pero cumple de sobra por prestaciones, consumos y agrado de uso. En este último aspecto tiene mucho que ver el buen funcionamiento de cambio automático de seis velocidades.
Una vez en marcha, es un coche confortable y con un comportamiento aplomado y seguro, sólo penalizado por una dirección con demasiadas vueltas de volante. Eso sí, el Murano no es un todoterreno y no está preparado para salir más allá de una pista forestal.
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