

La EPA ha confirmado ayer que Volkswagen reconoció el fraude, que afecta finalmente a todos los 3.0 litros TDI desde 2009 hasta 2016. La EPA y la agencia medioambiental californiana, la California Air Resources Board (recordemos que California tiene las normas anticontaminación más duras de EE.UU.) "seguirán investigando y tomarán las acciones que consideren oportunas".
De repente, a Volkswagen se le acaban de complicar aún más las cosas. No solamente se enfrenta a multas multimillonarias, también se puede ir preparando a que le lluevan las demandas, individuales o colectivas, de gente a la que se le vendió un coche con unas emisiones y un consumo determinado y que resultaron luego ser muchísimo más importantes.
Y ya no hablamos de un Volkswagen Jetta (con todos mis respetos, que su dinero le habrá costado), hablamos de gente que compró algo más que un coche, gente que compró una reputación de excelencia, una imagen tecnológica superior (como las de Audi y Porsche) para descubrir ahora que le tomaron el pelo.
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