Si en dos semanas la NHTSA no hace nada al respecto, la red de concesionarios de Aston Martin peligra en ese país. El 1 de septiembre entra en vigor una normativa de seguridad (FMVSS 214) que los DB9 y Vantage en sus versiones Coupé no cumplen, ni van a cumplir a corto plazo. Por lo tanto, no podrán vender más.
La compañía argumenta que los costes para cumplir esa normativa
ascienden a 30 millones de dólares, y considerando las ventas que
esperan tener de 2014 a 2017, sería un palo de 45.000 dólares por coche. Los DB9 y Vantage representan la cuarta parte de sus ventas, sin ellos los concesionarios entrarán en números rojos.
El año que viene será peor, porque afectará a las versiones descapotables. Aston Martin es un fabricante pequeño, y ya ha puesto la carne en el asador para sacar modelos nuevos, pero eso es muy caro, se han endeudado, y los resultados no son inmediatos. Y ya no pueden usar el comodín del Cygnet, se dejó de fabricar.
Fuente | Bloomberg
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