Esta posiblemente sea una de las presentaciones con menos hype del Salón de Nueva York, pese a que hizo su debut por las calles de Manhattan con el actor británico Daniel Craig. Y no es porque el modelo no suponga una verdadera novedad -que lo supone-, sino porque hemos podido verlo desde diversos ángulos a través de diversas filtraciones durante las últimas semanas. Más allá de su diseño, hay muchos cambios de los que hay que hablar por su importancia en esta nueva generación.
El nuevo Range Rover Sport
amplía sus ya generosas cotas con algunos centímetros adicionales. La
anchura, por ejemplo, aumenta 5,5 centímetros, mientras que su longitud
es de 6,2 centímetros adicionales, así como la batalla que crece 17.8
cm. La altura libre
respecto al suelo también aumenta 5 centímetro. Todos estos cambios en
las cotas permiten ofrecer algo que hasta ahora no ofrecía el Range
Rover Sport: una tercera fila con dos asientos individuales con
posibilidad de poder ser plegados en el piso del maletero (sin mermar la
capacidad del maletero) a fin de poder transportar a siete ocupantes,
si bien esta fila de asientos será opcional y de serie vendrá con cinco
plazas.
Otro aspecto muy a tener en cuenta es su drástica reducción
de peso, gracias al uso del aluminio y carrocería y chasis, tal y como
ocurre en el Range Rover. Concretamente, si tomamos como referencia el
propulsor diésel V6, el ahorro es de nada menos que 420 kg, si bien esta
diferencia se reduce hasta los 280 kg si comparamos las versiones gasolina (que también sigue siendo una cifra considerable). Su coeficiente aerodinámico varía entre los 0,34 y 0,37 Cx
en esta generación, más bajo que en la anterior ocasión, por lo que le
permite obtener junto el dato del peso una eficiencia apreciablemente
mejor. Por cierto, respecto al Range Rover convencional, a igualdad de
motor es 45 kg más ligero.
Mecánicamente, la gama está bien surtida. Los propulsores diésel son tres en total, dos de ellos TDV6 3.0 de 258 CV, SDV6 3.0 de 292 CV,
mientras que el tope de gama queda reservado al SDV8 4.4 de 339 CV que
no estará disponible en su lanzamiento inmediato. La gama gasolina queda
únicamente formada por el potente V8 5.0 de 510 CV.
Además, hay que recalcar que el próximo año aterrizará una variante
híbrida que funcionará en conjunto con un propulsor diésel de cuatro
cilindros. Todos los propulsores van acoplados a una caja fabricada por
ZF de 8 relaciones, concretamente, el modelo 8HP70.
El nuevo Range Rover Sport podrá estar provisto por dos sistemas de
tracción diferentes, uno con un diferencial central Torsen con un
reparto de 42-58 con un par distribuido en base a los cálculos
realizados con los diversos controles de tracción. Por su parte, el otro
será con reductora con una capacidad de bloqueo del 100% y un reparto
de par de 50-50. El multibrazo trasero y los trapecios dobles delanteros
continúa estando intacto, contando también con suspensión neumática
regulada electrónicamente cuyos recorridos son de 260 mm y 272 mm
delante y detrás respectivamente para variar tanto la altura como la
dureza en función de nuestras necesidades. No se prescinde del Terrain
Response 2, que nos permite elegir entre cinco opciones distintas el
tipo de terreno por el que estamos circulando (incluyendo un modo
automático) para ajustar la transmisión mejor en función del terreno.
Por el momento desconocemos las tarifas, si bien su comercialización
arrancará en verano, así que es por esas fechas cuando deberíamos
conocer los precios en firme para España.
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