
Después de una ardua investigación realizada conjuntamente entre ingenieros de Fisker y personal de la NHTSA se ha determinado que los vehículos acabaron pasto de las llamas como resultado de que los coches estuvieron sumergidos bajo el agua del mar a unos 2 o 3 metros durante varias horas.
Como consecuencia uno de los Karma que allí reposaban plácidamente recibió daños en cierta unidad de control eléctrico, una unidad común en todos los vehículos, no solo los eléctricos. Esta corrosión finalmente ocasionó un cortocircuito justo cuando el agua comenzaba a descender, un triste evento que finalmente ocasionó el terrible incendio. Como gota que colma el vaso tenemos un fuerte viento que finalmente ocasión que el incendio se propagase hacia los Fisker Karma que estaban en su alrededor
Con estos datos en la mano queda muy claro que no hubo ningún tipo de explosión tal y como se comentó ni que uno de los causantes fuesen las baterías de iones de litio que monta este modelo, algo que ha sido descartado gracias a la investigación.
Vía: motorauthority
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