
Lamentablemente tras recoger y pagar su precioso superdeportivo único y exclusivo este empresario chino tuvo el gran problema de querer llevarlo a su casa. Digo el gran problema ya que no se imaginaba que al llegar a China se encontraría con una aduana que directamente piensa que el vehículo ha llegado al país de forma ilegal y que por mucho que su propietario haya pagado más de un millón de euros por su nueva montura esta no entra en China.
En cierto sentido personalmente creo que los agentes de aduanas llevan razón, más si como dato tenemos que la importación de un artículo de estas características a China conlleva el pagar impuestos nada menos que por el 100% de su valor, es decir, si antes de impuestos el cliente tuvo que pagar a Koenigsegg nada menso que 1.8 millones de euros para que su modelo pudiera entrar en China debería haber pagado otro 1.8 millones de euros al gobierno del país.

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