El equipo directivo que está negociando entre GM y las empresas chinas, busca llegar a un acuerdo económico y que se garantice la propiedad intelectual de la marca. “Estamos esperando una respuesta de GM en los próximos días.” El caballo de batalla hace referencia a la parte de la tecnología, la llave que garantizará la firma del contrato. Se evitaría así el hecho de que se compre el 100% de una marca y se aplique la tecnología adquirida a productos de producción china. La fórmula que se está negociando es muy similar a la que se negoció con Ford en la venta de Volvo, también a una compañía China. Consiste en que el fabricante chino no tenga más de un 50% de la nueva sociedad, el resto quedaría en manos de agencias estatales o banca china. Es decir, el 100% del capital sería chino, pero el fabricante Youngman y el distribuidor Pang Da no tendrían más de un 49%. Probablemente también se introduzca alguna cláusula que indique que la fabricación de la tecnología se continúe fabricando en Suecia. Esta fórmula garantiza que el fabricante chino no pueda plagiar la tecnología de la marca.
Alcázar confía en que en los próximos días se firme definitivamente el acuerdo que permita a la nueva compañía ponerse manos a la obra, no solo con el nuevo 9-3, sino también con el resto de productos 9-5, 9-7, 9-4 y el compacto 9-1.
Desde la marca, y tras tres años en los que se habla de “que la empresa cierra”, las perspectivas son bastante alagüeñas, de hecho y pese a la situación general que atraviesa ahora mismo el sector del motor, Saab cuenta con un cliente fiel que sigue comprando porque es un cliente conocedor de la ley de garantía (por ley se garantizan 10 años de suministros) y que quiere disfrutar de las novedades de la marca. “De hecho –nos explica Alcázar - tenemos 200 pedidos de clientes que han reconfirmado sus pedidos. Saab dispone de 50.000 clientes y 50 concesionarios que les proporcionan un trato muy personal y directo, que el cliente valora.”
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